Mi clienta más fiel, María, la niña de la eterna sonrisa que dibuja hoyuelos en sus mejillas. Siempre acude a mí para sus eventos y allí que voy yo al rescate.
Para esta ocasión quería algo sencillo, cómodo pero a la vez bonito y resultón, así que realicé esta diadema de plumas color vino degradado con volumen adornada con florecillas y hojas metálicas doradas.
Me ha dicho que ha sido todo un éxito. A mí me parece superbonita, ¿a vosotras?
Gracias María, como siempre, preciosa.



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